martes, 18 de agosto de 2015

Diálogo con mi Otro

-- El Lenguaje es el camino y la Poesía el atajo.
-- ¿ Te parece que es así ?
-- Seguro. Pero, ¡atención! en el atajo nos encontramos con lo inesperado del sendero. Todo pedrusco tosco.
-- ¡Furtivo risco! Te agrego que el poema-travesía requiere de un esfuerzo descomunal para poder levantar el velo del horizonte.
-- Velo... velo... rugoso acre. Nos obliga a revisitar todo de nuevo. Engendrar cordeles.
-- ¡ Reeducarnos ?
-- Si. Se espera siempre que la poesía desenvuelva aquello diferente que no está a la vista de lo que seduce la acción de los hombres.
-- ¿ De qué materia está hecha la seducción de los hombres ?
-- Se hace muy difícil percibirla. Seguramente, en una anómala época de improbidades, lo único que pueda salvarnos es abrir caminos con la poesía.
-- ¿ Volveremos a la senda de Homero ?
-- ¿¡... !?
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Toda poesía oculta algo... porque rompe con las convenciones y etiquetas establecidas.
Por eso, de lo que se trata es de no hacer una lectura fugaz de ella.

EL CUERPO




"A los despreciadores del cuerpo quiero decirles mi palabra. No deben aprender ni enseñar otras doctrinas, sino tan solo decir adiós a su propio cuerpo -y así enmudecer. "Cuerpo soy yo y alma" -así hablaba el niño. ¿Y por qué no hablar como los niños?
Pero el despierto, el sapiente, dice: cuerpo soy yo íntegramente, y ninguna otra cosa; y alma es sólo una palabra para designar algo en el cuerpo. El cuerpo es una gran razón, una pluralidad dotada de un único sentido, una guerra y una paz, un rebaño y un pastor.
Instrumento de tu cuerpo es también tu pequeña razón, hermano mío, a la que llamas "espíritu", un pequeño instrumento y un pequeño juguete de tu gran razón.
Dices "yo" y estás orgulloso de esa palabra. Pero esa cosa más grande aún, en la que tú no quieres creer, tu cuerpo y su gran razón: esa no dice yo, pero hace yo.
Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mío, se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido (llámese sí-mismo). En tu cuerpo habita, es tu cuerpo.
Hay más razón en tu cuerpo en tu mejor sabiduría.
El cuerpo creador se creó para sí el espíritu como una mano de su voluntad.

Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra

jueves, 6 de agosto de 2015

Yorgos Seferis, Botella en el mar




Tres rocas unos pocos pinos quemados y una ermita y más arriba
el mismo paisaje copiado recomienza;
tres rocas en forma de pórtico, herrumbrosas
unos pocos pinos quemados, negros y amarillos
y una casita cuadrada sepultada en la cal;
y más arriba todavía muchas veces
el mismo paisaje recomienza escalonado
hasta el horizonte hasta el cielo en ocaso.
Aquí anclamos el barco para reparar los remos quebrados,
para tomar agua y dormir.
El mar que nos amargaba es profundo e inescrutable
y despliega una serenidad infinita.
Aquí entre los guijarros hallamos una moneda
y la jugamos a los dados.
La ganó el menor y desapareció. 
Nos volvimos a embarcar con nuestros remos quebrados.
  

Yorgos Seferis (Esmirna, 1900- Atenas, 1971)