sábado, 10 de octubre de 2015

ADICCIONES – ALCOHOLISMO

 “…Nunca te olvides, las palabras que yo digo significan lo que yo les ordeno que signifiquen.
¿Y si no te obedecen? Cuando regresan, no les permito que entren a mi casa" Lewis Carrol  


“Un hombre que paga un alto precio por ser Dios por un rato, despierta a otra existencia, una inocencia siempre culpable en lo social”
Frente al desconocimiento, todas las acciones de prevención o cura, estimulan la rebeldía y el consumo tiende a aumentar. Cualquier tratamiento destinado a abandonar el consumo, va al fracaso. Todos los llamados especialistas desconocen la causa del consumo. No hay una idea clara de los procesos inconscientes de la mente humana.
“La psiquis del hombre es extensa”.
Una de las funciones más importantes del tratamiento psicoanalítico es la de liberar a las personas de la personalidad que fue creada por condicionamiento. El hombre tiene un ser que debe hacerse a sí mismo. Falta mucho como para que los hombres piensen sobre la esencia del obrar en forma suficientemente decidida.
“Para pelear con algo hay que conocerlo”.
La sociedad tiene una representación mental, una especie de ordenador que yerra, por lo tanto, sepámoslo, en la posición del saber están todos los ignorantes, un peligro que recae sobre la esencia del hombre. Al psicoanálisis, sólo le interesa mostrarle a un hombre lo que padece por querer ser lo que no es. Venir al encuentro de sí mismo, donde puede ver el fenómeno originario del futuro, que nada tiene que ver con un ahora que sucede más tarde, sino que caracteriza aquel medio en que es posible anticiparse a sí mismo.
Sabemos que vivir es siempre una pasión contra uno mismo, por lo tanto en estos casos habrá que detenerse, interrumpirse a sí mismo y a sus actos, sentimientos, pensamientos, etc.etc. volver a armar, usar las propias verdades que seguramente hasta el momento donde el paciente consulta (ya sea porque decidió o porque decidieron, son desconocidas.
Empezar de nuevo es casi una tarea diaria para cualquier adicto, se trate de la vida o de la muerte. Cuando el alcohol se tornó en su enfermedad, se transformó en un ser desesperado, aislado, desconocido hasta para él mismo. Detenerse, interrumpirse, es algo así como descansar, y esto querrá decir, quedarse quieto, evitar placeres pasajeros. Aceptar lo que no me satisface para ser amado por quienes jamás amaré, no alcanzará seguramente mi bienestar, si fuese posible en esta tierra. Este descansar será desandar el camino recorrido, donde la angustia de a poco fue siendo soberana. Freud define a la droga como quitapenas, es común escuchar a un alcóholico usar del trago como una manera de no pensar, de olvidar, de no ser el que no puede soportar por la falta de placer y la imposibilidad de realización que lo destroza, el vaso de alcohol, cambia su estado en el mismo momento que lo pide. Los hombres saben que con ese “quitapenas” siempre podrán escapar al peso de la realidad, refugiándose en un mundo propio que ofrezca mejores condiciones para su sensibilidad. También sabemos, que es precisamente esta cualidad del alcohol, la que entraña su peligro y su nocividad. El alcohol facilitará escapar al dolor, a los sufrimientos, o a la angustia que impone el vivir, sostenida la ilusión con anestesia.
Desde el Renacimiento hasta la actualidad la literatura universal nos ha brindado muchas versiones del tema del individuo que pacta con el diablo y arriesga su alma empujada por la sed del saber. Fue el genio del poeta alemán Goethe, con “Fausto”, que dio el más hondo significado al tema que estamos tratando. Así Fausto escapa de las manos de Mefistófeles definitivamente para ascender bienaventurado al cielo en la escena final.
Dice Goethe: “Cuando el hombre no es conocido, ni puede ser pensado por el laberinto de su entraña, vaga durante la noche”.


Lic. Lucía Serrano – Psicoanalista
consultorios en capital y en Tigre
TE 4-749-6127 - 15-5040-2292

No hay comentarios:

Publicar un comentario